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Seguir comprandoLas abuelas nos enseñan y transmiten siempre su conocimiento, gustos y un amor profundo, ellas con el paso de los años nos van compartiendo esos sentimientos y seguramente gracias a ellas y su maravillosa costumbre de acompañar cada momento con un delicioso café, es que muchos el día de hoy amamos y disfrutamos tanto de esta deliciosa bebida. Hoy es el momento para hablar de una tradición de nuestras abuelas ligada a nuestra pasión cafetera y es, El café de olla.
Creería que todos crecimos viendo a nuestras abuelas junto a madres y tías pasar horas y horas en las grandes cocinas de esas antiguas casas de familiares, preparando grandes olladas de café para toda la familia y logrando reunir a todas las generaciones alrededor de una taza. Por lo menos a mí, ese recuerdo me conecta con el amor por esta bebida y es la razón de sentir tanta pasión y gusto por este grano.
Esta es la forma típica de preparar el café en Latinoamérica, se dice que inició en México, con la llegada del café a este país en el siglo XVIII durante el período virreinal. Erróneamente se dice que este tipo de elaboración del café viene desde la época prehispánica y que Moctezuma el emperador del imperio mexica (para que vean que acá no solo aprendemos de café) era gran consumidor de café, pero los registros de la llegada del grano al país indican todo lo contrario y lo que el emperador tomaba según la época era una infusión de miel de abeja, maíz y cacao, una mezcla muy similar a la preparación del café de olla.
Esta preparación consiste en aromatizar el café con panela y canela, algunas personas y dependiendo del gusto de cada quién también le agregan clavos de olor, chocolate amargo, tabasco (como a todo en México), ralladura de limón o de naranja. La tradición mexicana indica que se debe preparar el café en una olla de barro y servirse de igual manera en tazas de barro, aunque sabemos que acá en Colombia, se acostumbra a preparar olla metálica o en la chocolatera.
Es muy fácil, se ponen a calentar todos los ingredientes seleccionados, sea en agua o preferiblemente en agua de panela, excepto el café. Ya sabemos que le podemos agregar los sabores que deseemos, sean cítricos o dulces. Luego de calentarlos, se baja del fuego y en ese momento sí agregamos el café. Si agregamos el café desde el inició al hervir este cogerá un sabor demasiado amargo. Luego de dejar reposar alrededor de 5 minutos, ya lo podemos servir y disfrutar de un delicioso café tradicional.
Dentro de esos ingredientes que se le agregan al café de olla, uno de los más populares es el anís, nuestro amado aguardiente. Esta mezcla de café y aguardiente se conoce como carajillo y es muy popular en toda Latinoamérica.
Un truco que se usa cuando se prepara el café en agua, buscando alcanzar la temperatura indicada entre los 90° y 96°, es apagar el fogón justo antes de que el agua empiece a hervir, ósea empiece a hacer burbujitas. Porque según la ciencia el agua hierve a los 100°.
Esta es una tradición que se conserva en muy pocos hogares en la actualidad, pero hay unas personas que no la han perdido, las matronas cafeteras y muchas de las madres campesinas de Colombia. En los pueblos y en las veredas aún se vive la experiencia de disfrutar un café en olla, las matronas de los pueblitos cafeteros siempre se quedan con la mejor parte de la producción, una pequeña parte claro está y con eso preparan el mejor café para los recolectores que a pesar del método artesanal de la preparación gozan y disfrutan de estas deliciosas bebidas cada mañana antes de salir a recolectar los granos de la cosecha.
Pero el secreto de las matronas no está en separar los mejores granos para ellas ¿Sabes dónde realmente está el secreto? Es muy sencillo en la olla, una olla que lleva años y no pocos preparando café cada mañana, una olla que según cuentan nunca ha sido lavada. Pero cuando les digo que el secreto está en la olla no me refiero al utensilio de cocina, o no solo a él. El verdadero secreto según ellas esta en la olla, pero es el café, el ripio o borra como se conoce nunca se desecha. Lo que dicen es que al volver a calentar la olla se va generando una costra con lo que queda del café y eso le da tan buen sabor a este café de olla. Y la verdad es que sí el café de las fincas sin importar el método que usen siempre será un café que se disfruta al máximo.