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Seguir comprandoEn un país tan cafetero como Colombia, podría ser muy usual sentir aromas de café en todas partes, sin importar el tipo o la preparación, incluso muchos extranjeros al bajar del avión empiezan a sentir nuestro aroma cafetero; en especial si viajamos por carretera hacia el departamento de Caldas, vamos a encontrar un aroma particular. Detengámonos un momento, cerremos los ojos, tomémonos 5 segundos y respiremos profundo, hemos llegado a la entrada del llamado “Eje Cafetero”, integrado también por los departamentos de Risaralda y Quindío. Sus paisajes tienen una característica campestre, al viajar por sus carreteras, el aroma del café se impregna como bienvenida a un mágico sector de Colombia ubicado en el centro occidente del país, rico en flora y fauna. Si el clima está amigable, a lo lejos podemos ver el majestuoso Nevado del Ruiz, que custodia a la ciudad de Manizales, capital del departamento y perteneciente al Parque Nacional de los Nevados.
Caldas es un departamento de arrieros, comunidades indígenas, caficultores y de familias campesinas, muchas de ellas lideradas por mujeres emprendedoras de manos trabajadoras y laboriosas, en un departamento con 56 mil hectáreas sembradas de café, 14 mil son cultivadas por mujeres (un 20% son madres cabeza de hogar). Todos ellos, generación tras generación, han emprendido permitiendo que el café brote en sus 25 municipios, dinamizando la economía como fuente de arraigo y tradición. En sus inicios, cuando llegó el café a Caldas de una forma muy empírica lo pelaban con la mano, el secado era en el patio trasero de la casa y al final lo tostaban en un sartén revuelto con panela para molerlo y consumirlo día tras día mezclado con agua de panela. A esta combinación hoy la llamamos un típico café campesino.
Café, puesto que en sus inicios los dirigentes del departamento optaron por unir las fincas, abriendo caminos de herradura para llevar ese cultivo a las ciudades, donde estaban las trilladoras y posteriormente exportando café, gracias al desarrollo de medios de trasporte como el ferrocarril o medios náuticos por los ríos Cauca y Magdalena. Durante esta génesis industrial, el empresario comercializaba el café, mientras que el campesino producía el sustento diario, vendiendo el café restante en el mercado para invertir en artículos de manufactura como herramientas, creando un mercado interno entre pueblos y a su vez integrando a todo un departamento. Para algunos historiadores este fue el inicio de la conquista de una región modelo en Colombia, por su pujanza y desarrollo.
Ya hemos resaltado una de las características más sobresalientes del café Caldense y es el aroma frutal y herbal, que ha cautivado a toda Colombia, como en la mayoría de las regiones centrales, la taza tiene un perfil de acidez media, al igual que su cuerpo, lo que va a ser fundamental para convertirse en una bebida apetecida en cualquier momento, debido al clima frío que predomina en el departamento. Cabe anotar que estas características del café son dadas por las cualidades topográficas de la región, concebidas por amplias zonas de laderas y una fértil capa vegetal, produciendo alrededor de 1.000.000 de sacos de 60 kilos de café, en alturas desde los 1.200 hasta los 2.000 metros sobre el nivel del mar.
Un dicho muy usado en la región Caldense, que enmarca todo el proceso cafetero en sus municipios, inclusive con el esfuerzo de la institucionalidad y de los caficultores de la región, se están produciendo cafés sostenibles certificados, verificados y de origen, mostrándole al mundo la variedad y riqueza de los cafés Caldenses. Actualmente, más de 45.000 hectáreas cafeteras están vinculadas a los cafés especiales. Entre los 20 mejores municipios del país en productividad encontramos los siguientes del departamento: Palestina, Chinchiná, Risaralda, Manizales, Pácora, San José, Anserma y Viterbo.
Tras ser una región reconocida por excelentes estándares, hace más de 16 años que se realiza el concurso de Cafés de Alta Calidad, que promueve ese reconocimiento a los caficultores por su constante trabajo, reflejado en el café y su proyección nacional e internacional. Además de un concurso, en este departamento encontramos El Laboratorio de Calidad de Café “El Ritual del Café” quien está certificado como campus por la Asociación de Cafés de América (SCA) lo cual le permite ser sede de los cursos de Certificación Q Grader de esta institución.
Caldas tiene aroma a café, por sus productos de alta calidad, por su gente pujante y emprendedora, no solo el campesino como patriarca de una familia, sino también con matronas, capaces de sacar generaciones criadas bajo la estética cafetera, calando el aroma del trabajo en cada cosecha. Muy seguramente al hacer ese viaje no solo quedará con un dulce aroma en su olfato, sino en su mente. Es hora de abrir sus ojos y poder recordar la experiencia, de haber pasado por el “Eje Cafetero” y tomar una taza de café, acompañado de sus paisajes y su gente.