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Seguir comprandoLa mejor forma de expresar fuerza, sabor y aroma en el café debe ser siempre mediante un espresso, los italianos lo definen como la elaboración pura del café, que consta de dos conceptos básicos: velocidad y presión en la preparación. Intentando hacer un símil con el recorrido de un tren expreso él cual se caracteriza por realizar una pequeña cantidad de paradas desde el origen al destino, optimizando su tiempo, permitiendo un servicio más rápido y eficiente. Así es el café espresso, pequeño, pero nos puede llevar con rapidez a mágicos sabores, pasando por un olor sin igual y como dicen en Italia, es un golpe de energía para comenzar el día.
A nivel cultural hemos nombrado espresso al café mismo, pero en realidad su origen tiene que ver con la preparación, siendo la base de muchas preparaciones más como: el latte, el macchiato, cappuccino y el americano entre otras. Hacer un espresso constituye un ritual, combinando magia y técnica en 25 segundos, con reglas básicas como: tener aproximadamente de 7 a 7, 5 gramos de café finamente molido, algo así como la textura de un grano de azúcar y preferiblemente la molienda no debe superar 1 día. La temperatura debe ser aproximada entre 88°C a 92°C y con una presión en la cafetera expresso de 9 – 15 bar (unidad de medida de presión, algo así como entre 9 a 15 veces la presión que ejerce la atmósfera sobre nosotros a nivel del mar), cabe anotar que la calidad del agua es fundamental, no puede tener olores ni sabores, preferiblemente se recomienda tenerla agua filtrada o usar agua mineral, debido a que estas inconsistencias pueden afectar la experiencia en el café.
Al final de este proceso podremos encontrar deliciosas sustancias aromáticas de gran calidad de color marrón y con una apariencia viscosa, similar a la miel caliente. Acompañados de una crema dorada y compacta de espuma de 3 a 5 mm. Si queda con un punto blanco o un agujero negro en la mitad significa que el tiempo de extracción fue muy prolongado dando un sabor y aroma a quemado, o por el contrario lo vemos claro y traslucido fue una baja extracción debido al tiempo y/o la molienda gruesa, lo que nos dará una experiencia de pocos aromas y cuerpo acuoso. La anatomía de un shot de café espresso está constituida alrededor de 63 mg de cafeína, por eso su presentación debe ser en un recipiente pequeño de cerámica y ojalá esté acompañado de un vaso de agua, para limpiar el paladar cada vez que se desee degustar pequeños sorbos del espresso, además un buen truco antes de iniciar la degustación es revolver un poco la crema para que el sabor sea más equilibrado.
Luego de dar un paso por el proceso del espresso debemos ser muy conscientes en la utilización de la máquina espresso o sus equivalentes y en la selección de nuestro café, para este tipo de preparación la mejor recomendación es tener granos de café Arábica, aunque muchas veces se utiliza una pequeña mezcla entre granos Arábica y Robusta generando un cuerpo distinto y una combinación de aromas al producto final; de usarse solo granos Robusta en la experiencia de un espresso, simplemente tendremos una dosis extra de cafeína.
En el marco de este ritual del café espresso debemos decantar las necesidades a la hora de tomar un café, a nivel cultural en Italia comienzan el día con un buen espresso, sin importar la época del año, en Colombia también se respeta esta misma tradición sea a nivel casero o comercial, sería interesante entonces hacernos estas preguntas el momento de la degustación: ¿Qué tipo de aroma tiene? ¿Al final la sensación en el paladar es ácida o es dulce?, la crema ¿Tiene buen color o es acuosa? Y sobre todo ¿Qué sentimientos me transmite este café? Las respuestas no tienen una lectura preestablecida, en ese pequeño recipiente puede contener simplemente una invitación a una experiencia sensorial alrededor de un shot de aromas, cremosidad, cuerpo y de punch energético.
Ya hablamos de la materia prima en un espresso, ahora haciendo de este pueden hacerse nuevas preparaciones como lo decíamos anteriormente, existiendo diferencias en la degustación, anatomía y experiencias; Un latte por ejemplo es una preparación muy popular, donde se mezcla a un shot de espresso con leche después de ser vaporiza, dejando un sabor mucho más cremoso. Un cappuccino es la perfección de tres ingredientes a la misma proporción, espresso, leche y espuma de leche. El macchiato se prepara cortando el café espresso con leche para reducir su amargor. Un americano es un shot de café espresso diluido en agua caliente o un ristretto tiene el espresso más concentrado ya que se prepara con la mitad de agua que usualmente se utiliza para tener una experiencia más dulce. Al final en la variedad hay placer, la experiencia de un espresso lleva al momento y lugar adecuado para su degustación, en cualquiera de sus preparaciones, simplemente es empezar pidiendo ¡Un café espresso por favor!