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Seguir comprandoHoy en La Tienda del Café daremos un recorrido por el eje cafetero y su ruta del café. Entre un hermoso paisaje de montañas, cafetales, guayacanes, yarumos, guaduales y platanales, se encuentra en Colombia una ruta de 62 municipios que esconden en su esencia la magia del café natural.
Desde la mítica Cartagena de Indias, hasta la imponente Bogotá, pasando por Medellín o por Cali o recónditos pueblos con la selva amazónica o las cordilleras como telón de fondo, Colombia cuenta con encantos de sobra para un viaje de ensueño. Alejado del turismo de masas, el país se antoja un destino más que recomendable para la práctica del llamado ecoturismo y, sin duda, el Eje Cafetero de Colombia es uno de los mejores escenarios para llevarlo a la práctica.
Pero ¿Qué es exactamente el Eje Cafetero de Colombia? Detrás de esta denominación hay mucho más que pasión por el café y es que, el país enclavado en el extremo norte de Sudamérica puede presumir de ser uno de los mayores productores a nivel mundial. Tanto es así, que la región que comprende principalmente los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío, es parada obligada para los amantes del café. Pero hay más.
Su riqueza natural que regala paisajes de película y el modelo de explotación agraria de la zona, que convive y cuida el medio ambiente, le valían hace ya casi una década el reconocimiento de la UNESCO como Paisaje Cultural Cafetero Patrimonio de la Humanidad.
Cientos de miles de familias viven de la tradición del café en Colombia y, muchas de ellas, brindan al visitante la oportunidad de conocerla de primera mano. La ruta del café se encuentra en la parte centro occidental de los Andes colombianos, la cual compone tres departamentos: Caldas, Risaralda y Quindío. Y las tres ciudades principales de esta zona son sus capitales: Manizales, Pereira y Armenia, respectivamente. Ellos son parte de los 62 municipios del Eje Cafetero, donde se da la producción de café que es exportado a nivel internacional.
El Eje Cafetero es la zona más conocida de siembra de granos, que confluye a través de tres departamentos (Caldas, Quindío y Risaralda). Hay varias opciones para recorrer pero si tienes el tiempo, puedes pasar por Armenia, Salento y el Valle del Cocora.
Fundada el 14 de octubre de 1889, en un primer momento habían pensado adjudicar el nombre de “Villa Holguín”, aunque los colonos que la habitaban sentían que no era apropiado, y así optaron por Armenia.
En esta acogedora urbe sobresalen las panorámicas verdes, en un ambiente rodeado por fincas cafeteras, zonas rurales y un irresistible aroma a café arábigo suave, del que Colombia se jacta en ser el primer productor a nivel mundial.
Sin duda, una de las visitas obligadas en el casco histórico es la Plaza Bolívar, lugar que reúne la Catedral de la Inmaculada Concepción, el monumento al esfuerzo y el edificio de la Gobernación del Quindío. Además del Museo del Oro Quimbaya, que permite conocer la orfebrería de los pueblos indígenas colombianos.
Armenia es otra gran ciudad cafetera, cuyas producciones viajan por todo el mundo, y en donde se puede disfrutar del Festival Yipao, que se celebra en octubre, en la que el café es el protagonista del célebre evento.
Salento, uno de los pueblos más bonitos y pintorescos del Eje.
Aquí se establecieron los primeros colonos antioquieños que llegaron a la región a mediados del XIX para iniciar la explotación del café. Hasta aquí trajeron la arquitectura colonial e iniciaron la transformación del paisaje. Para llegar al Mirador Alto de la Cruz hay que subir casi 300 escalones. Pero el esfuerzo vale la pena. Desde allí arriba se comprende a la perfección lo que significa el café para la región. El paisaje transformado; los restos de selva originaria en los topes de los cerros y los tejados rojizos de un pueblo bonito.
El otro gran hito cercano a Salento es el Valle del Cocora , uno de los lugares más bonitos de toda Colombia. La mejor manera de conocer este lugar único es caminando. Desde la Plaza de Bolívar salen los 'willys' (jeeps de los años 50) que te dejan justo al arranque del camino. Hay senderos para todos los gustos, pero lo mejor es hacer el circular que te permitirá recorrer los prados cercanos al Río Quindío, los manchones de bosque lluvioso nativo y los palmerales. Este es un lugar mágico que hay que ver sí o sí y en el que vale la pena pasar toda una jornada.
Hacer esta ruta del café es descubrir miradores que parecen postales, adentrarse en su cultura, visitar y alojarse en coloridas haciendas familiares para conocer los secretos mejor guardados durante generaciones en el cultivo y preparación de uno de los mejores cafés del mundo y disfrutar de la cálida hospitalidad de los caficultores, que muestran con orgullo y pasión el proceso que culmina en una deliciosa taza de café.