La roya: Una época oscura para la caficultura colombiana

A través de la historia, hemos visto cómo la sociedad ha tenido que afrontar obstáculos, lapsos oscuros de cualquier índole, llegando casi a nuestra extinción y no solo nos referimos a violencia, maldad o destrucción, sino también a hechos naturales que nos permiten hacer un alto en el camino, evaluar nuestros procedimientos y volver a surgir como el ave Fénix. El mundo hace un par de años, conoció un mal que trajo muchas consecuencias llamado COVID -19; si hacemos memoria, este virus comenzó con un brote pequeño en Asia, no le prestamos la mayor importancia y se fue expandiendo globalmente, llegamos a pensar que nunca nos pasaría, que a nosotros no nos tocaría y empezó el encierro, las calles vacías, nos cubrimos el rostro, re- aprendimos a lavarnos las manos, el comercio casi muere, la población mundial se redujo notablemente, nuestros hábitos cambiaron y posiblemente hasta la forma de pensar y ver el mundo.

En 1869 pasó algo similar cumpliendo la predicción de una plaga pequeña que un explorador británico había anunciado, tras ver cómo se afectaban las plantas silvestres del café Arábica en África, a la que inicialmente no le prestaron mucha atención en medio de los monocultivos como el café, lo llamarón Hemilia vastratrix en la colonia inglesa Ceilán hoy Sri Lanka. Este fenómeno hoy es comúnmente conocido como…

La Roya.

Esta es la enfermedad principal del cafeto en el mundo, ha sido una de las pestes que más pérdidas ha dejado, teniendo como consecuencia la caída de las hojas después de tener una gran lesión como huecos o desgaste de estas, afectando a los cultivos, disminuyendo su producción, dilatando el proceso de cosecha e incluso podría causar el desprendimiento de todo el árbol. La variedad Arábica que en ese entonces cultivaban en Ceilán, se fue expandiendo por el planeta y es quizás la variedad de café que más se ve afectada por esta plaga. En 1970 el mundo fijo sus ojos en Latinoamérica, Brasil como epicentro de grandes noticas, en su mayoría deportivas, teniendo a un joven e inspirado Pelé a la cabeza del “Jogo bonito” para coronarse campeón del mundial de México, mientras que al propio país llegaba a hospedarse la Roya, procedente de África, aparentemente por los vientos alisios, dejando varios daños, perjuicios en los cultivos del país y expandiéndose rápidamente por el resto del continente.

Su llegada e impacto en nuestro país.

Mucho se intentó frenar su llegada, pero debido a la alta atracción que tiene el café Arábico con la Roya, en 1983 empezó nuestra época oscura situándose inicialmente en Chinchiná Caldas y aparentemente fue una consecuencia de la imprudencia de un caficultor al visitar Brasil; ¡Suena muy parecido al proceso que acabamos de vivir con el COVID -19! Y efectivamente esta enfermedad tuvo una gran invasión en los cultivos del eje cafetero y del país, en especial para los árboles por debajo de los 1.600 msnm. Solo en el periodo 2008 a 2012 se vieron afectados los árboles por encima de este rango, debido al constante cambio climático, lo que ocasiono extensas y frecuentes lluvias, el fenómeno de la niña y la baja radiación solar. En cualquiera de los dos casos, la Roya ha dejado como consecuencia en esta industria, el deterioro del terreno, las cosechas y las compañías caficultoras. Luego de su llegada al país, todo el armamento científico se puso a su disposición para contrarrestar la plaga, teniendo buenos indicios y desmitificando a los sanadores de pueblos “culebreros” con curas milagrosas que lo que hacían justamente era intensificar su propagación.

Nuevamente la ciencia pone a su favor todo lo necesario para acabar con la pandemia; al contar esta historia claramente nos podemos remontar a nuestra actualidad, donde aprendimos a convivir con ella mismas, intentamos cuidarnos más y mejorar aspectos como los de higiene personal, cuidamos de nuestros seres queridos y aplaudimos a los que han hecho posible este cambio o más bien esta transición a una nueva normalidad. Luego de pasar este primer impacto de la Roya, justamente quedo el mismo aprendizaje de como integrar una enfermedad a la vida actual, generando una cultura en las buenas prácticas de producción de café colombiano, de investigación, mantenimiento y trabajo colaborativos en los diferentes saberes de la cadena de caficultores.

 

Se dice que el café es la segunda bebida más consumida en el mundo, después del agua y Colombia no es la excepción, en estos momentos oscuros de nuestro producto insignia, renacimos y más fuertes, pues la convivencia con esta pandemia nos motivó a realizar otros cultivos de otros tipos de café, a intensificar nuestra producción con altos estándares de calidad, innovando con nuevos sabores y creando nuevas experiencias, que hagan de este café uno de los mejores del mundo. ¿Será que el COVID también como la Roya, nos hará mejores personas o por lo menos más conscientes de nuestro entorno?